En mis casi 50 años de vida no tengo memoria de haber visto tan enredado a un presidente de Colombia en temas tan nauseabundos como los que los ciudadanos, entre incrédulos y temerosos, estamos presenciado.
Y es que resulta moralmente inaceptable y políticamente censurable que el primer mandatario del país tenga que recurrir, como en efecto lo ha hecho en estas dos últimas semanas, al expediente de ser defendido por criminales o ciudadanos de mala reputación.
Primero fue alias ‘Tasmania’ quien lo defendió, episodio éste que involucra a un hermano del Presidente y que no ha sido explicado suficientemente por un gobierno que está a la defensiva. Y esta semana hemos visto al hermano de Pablo Escobar (alias ‘El Osito’) diciendo que Pablo no era amigo de Uribe (pero no aclaró si fue o no su empleado); y, para completar, han puesto a Juan Gonzalo Ángel a decir que fue en su helicóptero en el que trasladaron los restos del padre del Presidente y no en el de Pablo Escobar. ¿Es acaso este ciudadano Ángel el mismo que se sentaba en la junta directiva de Medellín sin Tugurios con Pablo Escobar? ¿Y acaso su hermano Guillo Ángel no estuvo investigado por narcotráfico? ¿Y por qué tan sólo ahora se acuerdan de eso y no desde 2002, cuando los medios publicaron las acusaciones?
Para completar el grotesco espectáculo, quien defiende al Presidente ante los medios europeos, explicando que Uribe no fue amigo de Escobar, es, nada más ni nada menos, que el primo de Pablo Escobar, el flamante José Obdulio Gaviria, quien además tiene dos hermanos condenados por narcotráfico y otro muerto por haber sido la mano derecha de Escobar.Además, lo siguen defendiendo los 40 parlamentarios que están presos y los que, como el primo del Presidente, Mario Uribe, lo estarán pronto.Con menos indicios de vínculos con el narcotráfico hay muchos presos. A ver si un presidente sin rabo de paja como el Dr. Uribe no hubiera extraditado a un delincuente cuyo indictment trajera los testimonios e indicios de vínculos con el narcotráfico como los que persiguen y acorralan cada vez más al Presidente.
El país cayó en una situación diabólica y es que, con tal de ver acabadas a las Farc (lo que no ha pasado), los colombianos están dispuestos a perdonarle a Uribe cualquier cosa de su pasado y de sus actuaciones de gobierno. Al ciudadano del común le importa un carajo que Uribe sea o no amigo de los narcos o que sea, incluso, uno de ellos, pues a él lo ven con la misma simpatía como en su momento algunos empresarios, ganaderos y ciudadanos del común veían a los paramilitares, al grupo Mas (muerte a secuestradores) o a los Pepes (perseguidos por Pablo Escobar).Así pues, mientras las Farc existan tendremos Uribe para largo, porque el país optó por escoger entre dos males el que consideró menos malo; por eso tenemos lo que tenemos en la ‘Casa de Narquiño’.
Felipe Zuleta
FUENTE
EL ESPECTADOR
sábado, 20 de octubre de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario