martes, 6 de noviembre de 2007

Chávez y Uribe



Las similitudes de los presidentes de dos países andinos con visiones ideológicas contrapuestas son notables. Ambos disponen de un enorme carisma que les presta un aura sobrenatural entre el pueblo raso. Comparten además el ser animales políticos que se mueven iluminados por la intuición, logrando destruir o neutralizar sus enemigos, lo que les permite acumular cada vez más poder. Ambos desdeñan la racionalidad capitalista, aunque en esto Chávez sobrepasa ampliamente a Uribe.El compartir virtudes y defectos del pueblo es lo que explica la alta popularidad de los dos jefes de Estado. Ellos son intemperados, voluntariosos, chabacanos, intolerantes, religiosos, nacionalistas y defensores de los derechos de los lugareños. La popularidad a su vez los lleva a destruir o modificar las instituciones que les acotan su poder. Los dos son enemigos de la división y rotación de poderes y pretenden concentrarlo en sus personas.Las tendencias descentralizadoras de los años noventa han sido revertidas, las autonomías regionales y locales han sido debilitadas y los presidentes deciden todo gasto por medio de formas improvisadas de democracia participativa, cuyos participantes son escogidos por los funcionarios de los presidentes. Uno lo hace con sus consejos comunitarios, el otro con su programa de “Aló presidente”. Las avenidas de representación de concejos, asambleas y Congreso han sido obstruidas y remplazadas por intercambios de votos a favor de las medidas del Gobierno por burocracia y contratos.Siendo la institucionalidad colombiana tradicionalmente más sólida, el presidente Uribe no ha podido llegar tan lejos como su homólogo venezolano. Éste ha logrado no sólo hacer aprobar una Constitución a su medida sino remendarla para acabar de tumbar los obstáculos a su Presidencia perpetua y liquidar la autonomía de la justicia y del banco central. Chávez cuenta con una enorme renta petrolera para avasallar a sus enemigos y comprar apoyos entre amplios sectores sociales mediante subsidios y programas de gobierno caracterizados por el despilfarro, la corrupción y la desidia.Entre tanto, Uribe ataca directamente a los jueces que no obran de acuerdo con su interés, destituye superintendentes que vigilan demasiado a sus protegidos, insulta y desprestigia a los periodistas que lo investigan; se alimenta además de los vicios electorales e interviene descaradamente en las contiendas políticas a favor de sus aliados. A Uribe tampoco le gusta la autonomía del Banco de la República y ejerce presiones indebidas sobre sus decisiones.Mientras Chávez les regala plata a los pobres, Uribe se la regala a los ricos. En medio de un auge inusitado de la economía y de las ganancias del sector privado, el gobierno hace unas descargas de impuestos costosas para el fisco y que los empresarios no requieren; termina siendo contraproducente debilitar el ingreso fiscal, incluso para que Uribe pueda gastar más en su afán de perpetuarse.¿Qué es lo que lleva a que dos mandatarios opuestos ideológicamente se parezcan tanto? Creo que la respuesta reside en el legado institucional que compartimos no sólo con Venezuela sino con todos los países colonizados por Iberia. Heredamos el absolutismo y no la democracia parlamentaria; de ahí, las tendencias a concentrar centralmente el poder político y a perpetuarlo sin recato. El Estado colonial era grande, pesado y apropiaba para sí todas las actividades rentables de la época, generando en la conciencia ancestral la legitimidad de su acción sin atenuantes. Recibimos la unión casi indisoluble entre Iglesia y Estado que condujo a que se mantuviera al pueblo escasamente educado, presa frecuente del carisma de los caudillos. Mucha historia transcurrió después que marcó amplias diferencias frente a esos orígenes comunes, pero ahí está ese subyacente que dificulta en ambos países la construcción de un sistema político democrático.
Salomón Kalmanovitz
FUENTE: EL ESPECTADOR

No hay comentarios: