jueves, 8 de noviembre de 2007

'LÍMINES', HECATOMBES Y DEMÁS: Alimentando la confusión

SOBRE AL FARZANTE DE JOSE OBDULIO
Difusas palabras, carne para las bestias furibundas de la re-reelección.
La siguiente frase, aparentemente tan clara, puede significar muchas cosas más de lo que uno imagina: no creo en el periodismo independiente.
¿Qué quise decir con ello? Para empezar, puede significar que no estoy de acuerdo con el periodismo independiente. O sea, quise decir lo contrario de lo que muchos hubieran podido entender, como, por ejemplo, que no creo que haya o exista periodismo independiente.
Una frase sencilla con dos interpretaciones antagónicas. Pero hay más... sutilezas. También pude haber querido decir, sencillamente, que no creo que pueda haber periodismo independiente. No es que no sería deseable; se trata de que es sencillamente imposible llegar a él.
En fin, como se puede ver, una sencilla frase la podemos enredar cuantas veces queramos y ponerla a decir lo uno o lo otro, blanco y negro. En resumen: nada.
Cada una de las distintas interpretaciones llevan a conclusiones totalmente distintas sobre lo dicho y sobre quien lo dijo. El cómo lo dijo y el dónde, que también son importantes en muchos casos: no creo en el periodismo independiente, independientemente de que en el fondo sí crea en él.
En este jueguito sobre lo dicho y lo que se quiso decir y lo que realmente quiere decir lo dicho resulta divertido el asesor presidencial José Obdúlico y patético Gaviria.
Nada raro que sean de su cuño los límines, hecatombes y demás acertijos que cada cierto tiempo, en boca del Presidente, 'ponen a adivinar al país'. Basta oírlo una de las demasiadas veces en que lo entrevistan, para darse cuenta de que en sus palabras nunca hay fondo, puros fuegos artificiales disfrazados de profundidad.
Palabras sonoras y a veces oscuras de filósofo de cafetín, ontológico y deontológico, sofístico y poco sofisticado. Palabras que antaño se conocían como flatus vocis (palabras vacías). En el concepto que el asesor tiene de sí mismo, muy probablemente se tenga por una mente superior. Yo lo veo más bien como un comediante inferior.
En fin, la manera en que desenreda los enredos que genera deja la madeja más enredada de lo que estaba. Claro está que esa debe ser su función y, en ese sentido, hay que abonarle que la ejecuta a cabalidad.
Hace unos días saltó a la arena a deshecatombizar el ambiente y logró poner en claro que nada está claro. O, mejor aún, que todo está claro, pero no conviene que así sea. O sea que sí, pero no. Sí re-reelección, pero no tanto, etc., etc.
Está claro que todas estas difusas y confusas palabras son carne que alimenta las bestias furibundas de la re-reelección, que deben estar llenas para evitar la catástrofe de un cambio de gobierno. Y hablando de alimentar bestias, traigo a cuento un cuento de la tribu de los cherokees, de Norteamérica, que leí por estos días. Dice así:
'Dos lobos'
Una tarde, el anciano cherokee se reunió con su nieto para hablar sobre la batalla que se libra en el interior de la gente. Le dijo:
-Hijo mío, la batalla es entre dos 'lobos', y todos la llevamos dentro. Uno de ellos representa el mal: la ira, la envidia, los celos, el dolor, el arrepentimiento, la gula, la arrogancia, la autocompasión, la culpa, el resentimiento, la mentira, el orgullo y el ego. El otro 'lobo' representa el bien: la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la humildad, la amabilidad, la benevolencia, la empatía, la generosidad, la verdad, la compasión y la fe.
El nieto del anciano cherokee pensó durante un minuto y luego le preguntó a su abuelo:
-¿Y cuál de los dos lobos gana?
El abuelo, de manera sencilla, respondió:
-El que alimentes.
Mauricio Pombo

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